Molido en tiempo
"Aparece esa mancha seca y sospechosa,
se que está ahí, inquieta y atemporal,
esperando a invadirme,
con sus astros al Sol entregada.
Despliega el dolor dulce del perfume
por la garganta apenada al aire.
Me agita el seso con un soplo,
brillante eco radial.
Rodea el día con mis ojos,
abraza el momento, destruyéndolo.
Te he tenido navegante,
en un puente,
en una luz
y aún no me he despedido...
Porque una vez te maté
para poder apartarte del tiempo
e inventé la infinita distancia
para arrancarme el dolor de los mortales.
No oía tu arena, ni las flores, no había ruido,
era el primer silencio, el que no buscabas.
Yo también fui ejecutado y no me despedí.
Una piel blanca, muy blanca,
cintas negras
en el cuello, en las muñecas, en los tobillos.
Brazos y piernas encantados
bajo una camisa blanca
y el rojo de los besos pintado alrededor.
Delicadas las manos,
dedos en proporción
que recorren la música,
la han tocado, la sienten,
viven en su mutua existencia.
Unos ojos verdes, siempre verdes,
una sonrisa y labios que ayudan a morir.
Nariz en curva mejorando con los años...
Recordando, como si no fueras de aquí.
Y me canso del final;
sin dignidad paso la noche,
sin respuesta,
sin despedirme,
sin el olvido."
Álvaro Luis Martinez
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